martes, 4 de mayo de 2010

Batallas perdidas por Guerras ganadas

Degarrador fue el vacío ante tu mirada. El saber que no eras más que la ilusión de una niña enamorada.

Aquellas palabras que parecían tan certeras, tanto como afiladas lanzas, se quedaron en vanagloriadas alabanzas.

Aun dudo sobre la intención de tus motivos, como de tus dudas, las cuales hicieron que te quedaras en
retaguardia y no te atrevieses a dar el primer paso.

Pero con cada derrota la vida me vuelve más savia, y una vez más he renacido de mis cenizas, más cauta,
 más audaz y si cabe más felina, para cubrir mi corazón y mi alma si en algun momento vuelvo a presentar
similar batalla.



1 y tu que me cuentas:

Anónimo dijo...

Somos la suma de nuestras victorias y, sobretodo, de nuestras derrotas. Me encantó leerte.

Gracias por pasar por mi blog.

Saludos.