Una mirada misteriosa se envuelve entre unos labios enredados en susurros, intentando captar la esencia de lo que se hace llamar encanto, multiplicando las pasiones en un nido de dudas y expectación.
El producto sólo es fruto de un transitorio encuentro que puede durar unos instantes en el seno de unas almas escondidas en si mismas, derivando en un océano de fútiles intranscendencias o de importantes significados.
Sólo queda contemplar el transfondo de una conversación marchita por el miedo y la incertidumbre.
La fe en este caso sólo es equiparable al juguete roto de un niño que espera ser compensado en Navidad, eludiendo la angustia y el tormento de una tormenta de sensaciones que acaparan toda la atención de tu ser en lo más profundo de éste.
Insensateces cometidas por el empuje de la fuerza caótica y electrizante que surge del instinto incontenido y de la pureza del yo animal.
Nada queda por decir.
Todo es verdadero, todo es falso, pero sobre todo es relativo al baile y al cristal de la copa a través de la que se mira, albergando dos identidades, el entusiasmo o el desencanto porque no se puede explicar con suficientes palabras los deseo que encienden la chispa que da luz a nuestro interior.
4 y tu que me cuentas:
Tú lo has dicho, en estos casos sólo cometemos insensateces!
Sip, muchas insensateces, porque la razón no entiende muchas cosas
Besetss
¡Jo!...y a ver a quien le cuentas que todo es química.
Pero, bien mirado, quien no experimenta no descubre nada ¿no?.
;D
Besos
Que bello lo que veo...
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